Un tema por el que recibimos muchas consultas es el síndrome de alineación parental (SAP). Normalmente, acude al despacho el progenitor perjudicado por el comportamiento del otro progenitor. Y no sabe qué acciones adoptar. Se trata de un problema al que la ley no ha dado respuesta específica puesto que no hay consenso científico sobre su deficinión.

¿Qué es el SAP y cómo se detecta?

No hay consenso científico que permita dar una definición concreta, pero a efectos legales podríamos definirlo de la siguiente forma:

“El Síndrome de Alineación Parental es un trastorno que padecen los menores que sufren un rechazo injustificado, sin base real, frente a uno de sus progenitores, derivado del comportamiento del otro progenitor”.

Es decir, y a efectos de una situación que se nos puede plantear en el despacho, el rechazo a uno de los padres, derivado del comportamiento del otro padre.

Normalmente se identifica en las exploraciones judiciales de los menores como un rechazo injustificado a estar con uno de los progenitores, incluso a insultarlo pero sin poder justificar la respuesta.

¿Cómo se regula?

Pues, lamentablemente, no hay una regulación específica sobre esta materia. Sin embargo, los tribunales han tenido que dar una respuesta a estas situaciones. Lo han hecho con la base de la Ley Orgánica 1/1996 de protección jurídica del menor. Esta ley permite utilizar el INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR como manera fundamentar las resoluciones judiciales. A continuación veremos cómo se ha articulado la respuesta a un caso real de alineación parental.

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Un caso real de SAP resuelto por el Tribunal Supremo.

Ante la falta de regulación específica, los tribunales han construido una respuesta jurisprudencial. Os traemos esta Sentencia del Tribunal Supremo de 22 de septiembre de 2017, que da respuesta al siguiente caso concreto:

Un padre solicita la custodia compartida de su hija menor en un procedimiento de medidas paternofiliales. La madre se opone, pero el Juzgado entiende que es lo más adecuado para su hija. Al mismo tiempo que reciben los padres la sentencia, el comportamiento de la menor cambia. Ahora rechaza a su padre, no quiere estar con él y en base a esto se fundamenta la apelación de la madre.

La Audiencia Provincial, tras estudiar el caso y los informes psicosociales, determina que ese rechazo no tiene una base real que lo justifique, y que únicamente se deriva de la influencia negativa ejercida por la madre. Como solución, y con el objetivo de mejorar la convivencia, mantiene el régimen de custodia compartida en su sentencia.

La madre recurre al Tribunal Supremo, con el argumento de que la menor no quiere estar con el padre, sin embargo, los jueces del Alto Tribunal mantienen la sentencia de la Audiencia, poniendo fin a este litigio. Y todo en base al interés superior del menor.

¿Hay que regular el SAP? 

Bueno, podríamos pensar que este síndrome necesita una regulación específica. Sin embargo, no existe un consenso sobre la materia y se está utilizando con fines políticos. Sin embargo, sí es necesario dotar de medios a la Justicia para que pueda hacer una valoración específica de cada caso, y sentenciar en conformidad.

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